Esta tarde en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo hemos tenido ocasión de escuchar a Mario Draghi, principal candidato a presidente del Banco Central Europeo.
A modo de reflexión, me gustaría resumir las razones que Draghi ha expuesto y que le hacen ser contrario a la llamada tasa Tobin o tasa a las transacciones financieras.
Para Draghi, una de las principales causas de la crisis financiera ha sido el azar moral que algunas grandes entidades financieras han creado y no han sabido controlar. Sin embargo, la tasa Tobin no se aplicaría sólo a las transacciones de unas pocas entidades financieras sino que por definición se aplica a todo el sistema financiero en su conjunto. Es decir, entidades financieras que no tiene el problema del azar moral estarían también pagando la "tasa".
Por otro lado, otro grave problema de implantar una tasa Tobin serían según Draghi los prerrequisitos que se exigirían para su funcionamiento. En primer lugar, la tasa debería aplicarse a las transacciones a corto plazo y no los capitales productivos o inversiones de largo plazo. Pero, ¿cómo definir el corto plazo? Los prestamos interbancarios, claves para la liquidez de la economía, ¿caerían en esta definición? En segundo lugar, la tasa Tobin se aplicaría a las "transacciones especulativas". Según Draghi, es también muy difícil establecer qué es especulativo y qué no lo es y no podemos por ejemplo meter a todos lo hedge funds en el mismo saco. En tercer lugar, Draghi encuentra el prerrequisito más complicado en la necesidad de que cualquier implantación de una tasa a las transacciones financieras debería hacerse a nivel global. De lo contrario, se caería en el problema de los free rider con la consiguiente fuga de capitales hacia lugares donde no se aplicase la tasa.
Draghi ha concluido que pese a que él estaría a favor del fin último de la tasa Tobin, en realidad, su implantación tendría un efecto perverso: la tasa disminuiría la liquidez en el sistema financiero, la falta de liquidez aumentaría la volatilidad y una mayor volatilidad llevaría a un incremento de la especulación.
Por qué no decirlo, la idea de una tasa que permitiera mejorar el funcionamiento de los mercados financieros y reducir la especulación sería positiva. Pero aunque la música suene bien, la realidad es bien distinta.
A modo de reflexión, me gustaría resumir las razones que Draghi ha expuesto y que le hacen ser contrario a la llamada tasa Tobin o tasa a las transacciones financieras.
Para Draghi, una de las principales causas de la crisis financiera ha sido el azar moral que algunas grandes entidades financieras han creado y no han sabido controlar. Sin embargo, la tasa Tobin no se aplicaría sólo a las transacciones de unas pocas entidades financieras sino que por definición se aplica a todo el sistema financiero en su conjunto. Es decir, entidades financieras que no tiene el problema del azar moral estarían también pagando la "tasa".
Por otro lado, otro grave problema de implantar una tasa Tobin serían según Draghi los prerrequisitos que se exigirían para su funcionamiento. En primer lugar, la tasa debería aplicarse a las transacciones a corto plazo y no los capitales productivos o inversiones de largo plazo. Pero, ¿cómo definir el corto plazo? Los prestamos interbancarios, claves para la liquidez de la economía, ¿caerían en esta definición? En segundo lugar, la tasa Tobin se aplicaría a las "transacciones especulativas". Según Draghi, es también muy difícil establecer qué es especulativo y qué no lo es y no podemos por ejemplo meter a todos lo hedge funds en el mismo saco. En tercer lugar, Draghi encuentra el prerrequisito más complicado en la necesidad de que cualquier implantación de una tasa a las transacciones financieras debería hacerse a nivel global. De lo contrario, se caería en el problema de los free rider con la consiguiente fuga de capitales hacia lugares donde no se aplicase la tasa.
Draghi ha concluido que pese a que él estaría a favor del fin último de la tasa Tobin, en realidad, su implantación tendría un efecto perverso: la tasa disminuiría la liquidez en el sistema financiero, la falta de liquidez aumentaría la volatilidad y una mayor volatilidad llevaría a un incremento de la especulación.
Por qué no decirlo, la idea de una tasa que permitiera mejorar el funcionamiento de los mercados financieros y reducir la especulación sería positiva. Pero aunque la música suene bien, la realidad es bien distinta.
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