PAC, DÉFICIT Y ZP
La crisis de precios en el sector agrícola, y muy particularmente en el sector lechero, han marcado la agenda del Parlamento Europeo en materia agrícola durante el primer año de legislatura. El debate clave en estos momentos es la negociación de la Política Agrícola Común (PAC) desde 2013 hasta 2020.
La PAC actual está formada por dos grandes pilares: el primero orientado a la gestión de mercados agrarios y un segundo destinado al apoyo al Desarrollo Rural. El Partido Popular Europeo ha defendido siempre el mantenimiento de estos dos pilares, frente a la posición del Grupo Socialista Europeo que quería fundir los dos pilares en uno, lo cual entrañaría el riesgo de extender a toda la PAC el principio de cofinanciación que rige en la política de Desarrollo Rural. Afortunadamente, este mes, el pleno del Parlamento ha aprobado un informe de opinión sobre el futuro de la PAC más allá de 2013, que apoya la línea marcada por el Partido Popular Europeo.
En cualquier caso, el asunto seguirá estando sobre la mesa en los próximos meses. En este sentido, tengo la impresión de que la presidencia española ya concluida ha perdido una oportunidad de oro para sentar las bases de la próxima reforma de la PAC. La ministra de Agricultura, Elena Espinosa, se ha limitado a presentar ante el Consejo de Ministros de Agricultura de la UE varios documentos de reflexión sin poner ningún empeño en orientar el debate en la línea de los intereses españoles. La presidencia española no ha realizado ningún esfuerzo para aproximar las posiciones de los Estados miembros en este asunto vital para el futuro de la agricultura española.
El Partido Popular Europeo ha trabajado desde la Comisión de Agricultura para dar un impulso al debate y adaptar el futuro presupuesto de la PAC a las necesidades crecientes de la agricultura europea, tras la adhesión de los nuevos Estados miembros, logrando así un trato más equitativo. El objetivo sobre el que se viene debatiendo es introducir una ayuda de base uniforme por hectárea o por superficie, que sería complementada con otras ayudas destinadas a remunerar otros aspectos, como el respeto al medio ambiente, el bienestar del ganado o la calidad alimentaria. Sin embargo, algunas de las propuestas no han salido adelante, debido a las presiones que se han ejercido para que sean los fondos de la PAC una de las partidas que más contribuya a la reducción del presupuesto comunitario.
Curiosamente, y lo digo por el potencial peligro que supone para Navarra y España, una de las propuestas que se están debatiendo para reducir el presupuesto de la PAC consistiría en imponer nuevas sanciones en caso de déficit excesivo de un país, que supondrían la reducción de la financiación de determinadas políticas. Es decir, aquellos países que superen el 3% de déficit público podrían quedarse sin muchas de las subvenciones europeas, incluidas las agrícolas.
Si estas ideas salen adelante, y no olvidemos que las nuevas líneas maestras de gobernanza económica europeas van por ese camino, tenemos que ser conscientes de que los esfuerzos que haga el Partido Popular por defender los intereses agrícolas españoles, no servirían demasiado si el Gobierno de Rodríguez Zapatero no hace frente, de manera eficaz y desde ya, al desbocado déficit público en el que se encuentra sumida España.